La Comunión y la
Santidad.
Son las dos características fundamentales de la cooperación
misionera en función de la misión ad-gentes.
La comunión, porque el anuncio del Evangelio de Cristo ha
sido confiado al colegio de los obispos bajo la dirección de Pedro. A lo largo
de la historia de la Iglesia, es el colegio de los apóstoles el que asume esta
función bajo la dirección del Papa. Los sacerdotes, los demás ministros y los
agentes pastorales toman parte en esta misión. En la Evangelii Nuntiandi Pablo
VI declara que evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino
que es un acto profundamente eclesial porque esto supone que se lleva a cabo en
comunión con la Iglesia y con sus pastores (EN 60).
La Pontificia Unión Misional es la expresión de la
solidaridad y de la unión de los miembros del presbiterio con su obispo. Se
trata de una unión cuyo fundamento es fundamentalmente jerárquico y
sacramental, que engendra una profunda solidaridad de sentimientos y de
espíritu entre los obispos y los sacerdotes y entre los mismos sacerdotes. (PO
7-8).
Por su ordenación, los sacerdotes comparten La solicitud de
toda la Iglesia por todas las Iglesias. Están llamados a asumir su parte en la
responsabilidad pastoral y universal de los obispos. Su unión y solidaridad con
el Papa y con los obispos es, por otra parte, misionera. Por eso, a través de
la Unión Misional, el Padre Paolo Manna contribuyó a armonizar la unión y la
solidaridad universal en beneficio de la misión. Ambas están inseparablemente
unidas en cada pastor de la Iglesia.
La Pontificia Unión Misional desea dar a los animadores de la
comunidad cristiana una formación continua para que puedan acrecentar su
Comunión en y a través de sus responsabilidades misioneras. La Unión les dará
la ayuda necesaria para conseguir esa Santidad apostólica que el Vaticano II
puso de relieve y en la que insistió el Sínodo de los Obispos de 1990.
Solo mediante esta Comunión y Santidad podrá la Misión ser
verdaderamente el alma de la vida sacerdotal y de la vida consagrada.
Podemos repetir aquí lo que Pastores Dabo Vobis dice a
propósito de la relación entre el sacerdote y la Iglesia, misterio de comunión
y de misión: “Es en el misterio de la Iglesia, como misterio de comunión
trinitaria en tensión misionera, donde se manifiesta toda identidad cristiana,
y por tanto también la identidad específica del sacerdote y de su ministerio.
En efecto, el presbítero, en virtud de la consagración que recibe con el
sacramento del Orden, es enviado por el Padre, por medio de Jesucristo, con el
cual, como Cabeza y Pastor de su pueblo se configura de un modo especial para
vivir y actuar con la fuerza del Espíritu Santo al servicio de la Iglesia y por
la salvación del mundo”(PDV 12).
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