El último mensaje misionero del
Padre Manna a los obispos tenía un título significativo: Nuestras Iglesias y la
propagación del Evangelio, en el año 1952. El 15 de septiembre del mismo año,
moría en Nápoles.
La figura del fundador de la
Pontificia Unión Misional está resumida en unas palabras sacadas del Decreto
sobre la heroicidad de sus virtudes: “Fue un hombre cuyo temperamento de fuego
quería cumplir la exclamación de San Pablo: “Que Él reine”. Persuadido de que
la salvación de las almas es la ley suprema y que toda la Iglesia tiene que
comprometerse en el servicio de todos los hombres, Manna fue, con sus palabras
y sus actos, uno de los grandes instigadores de la renovación misionera de los
tiempos modernos”.
Esto explica la veneración que se
atributa a este Siervo de Dios, veneración que alienta aún el gran impulso
misionero del Vaticano II del que fue, por sus ideas y trabajos, uno de los
grandes precursores.
Según el testimonio de Pío XII,
la Pontificia Unión Misional fue el culmen de la vida del Padre Paolo Manna,
fruto e ilustración de sus ideas, de su celo apostólico y de su santidad.
¿Qué móviles profundos impulsaron
al Padre Manna a fundar una unión misional para los sacerdotes?
Su experiencia y su conocimiento
de la misión le habían permitido descubrir:
1) Que
la evangelización misionera estaba perdiendo dinamismo.
2) Que
la causa de esta pérdida de dinamismo había que buscarla en la división de los
cristianos y en su ignorancia de la verdadera situación y de la necesidad de la
misión, ignorancia cuyo origen estaba en la falta de espíritu misionero y en e
precario compromiso de los sacerdotes, que solo se ocupaban de su propio
apostolado. Si se quería dar a la comunidad de creyentes un nuevo impulso
misionero, había que reavivar la conciencia misionera del clero.
Por eso, el
Padre Manna decía: “Sacerdotes, unámonos. Llegó el momento de organizarnos en
Unión Misional y de poner el dinamismo al servicio de la gran obra de la
evangelización”.
La Unión
Misional se propagó rápidamente en Italia, en Europa y en los demás
continentes, gracias al infatigable fervor del Padre Manna, transmitidos en sus
revistas, libros y congresos nacionales e internacionales. El era el alma de la
Unión y su principal promotor.
A su muerte, el
16 de septiembre de 1952, la Unión Misional estaba ya implantada en 50 países a
través de todo el mundo. Y siguió desarrollándose aún más durante 40 años
después de su muerte. La Pontificia Unión Misional trabaja hoy como instrumento
de sensibilización y de formación misionera, en unos cien países. Podemos decir
que está presente en la mayor parte de las Iglesias donde estaban ya
implantadas las demás Obras Misionales Pontificias.
Pío XII afirma
que: “La Unión Misional es como una fuente que riega los campos que las Obras
Misionales Pontificias habían sembrado”.
Invitamos a que
el próximo día 16 de enero, aniversario del nacimiento del Padre Paolo Manna,
fecha en que celebramos su memoria litúrgica, recemos por las misiones en el
mundo, los misioneros, los consagrados, y que este buen intercesor de Dios haga
de nosotros fieles evangelizadores en nuestros ambientes y más allá de las
fronteras.
Pbro. Dante De Sanzzi
PUM
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