Ante la
presencia de casi 700 hermanos misioneros, con la mirada puesta en el enfermo y
bajo el amparo de María Reina de las Misiones, Dios nos ha regalado la dicha de
compartir este encuentro en donde la Alegría y el Fervor fueron una constante
en cada uno de los que hemos participado de este grandioso encuentro de
misioneros.
El pueblo
mexicano ha dado una vez más muestras de su fidelidad y compromiso para con los
que sufren, respondiendo al llamado de la Iglesia local y Universal, al dar de
su tiempo y de su vida para participar de este encuentro de formación, rico
desde todo punto por donde se lo quiera analizar.
Los temas
fueron minuciosamente seleccionados, alternando con tiempos de animación y
esparcimiento, logrando de este modo que el corazón de cada participante reboce
de alegría, al compartir la riqueza que cada persona posee cuando comparte el
carisma con otro hermano.
Nuestro
país se hizo presente, por un lado con su conferencia sobre la vivencia y
experiencia de los enfermos frente al dolor, ofreciendo una visión no sólo
misionera sino matizada con un perfil profesional y ético, que es propio de la
persona humana. Por el otro, en el intercambio de experiencias misioneras, que aunque
proveniente de distintas culturas y costumbre, manifiestan tener como faro a
nuestros hermanos que sufren, por medio de la guía y el camino trazado por la
acción específica y comprometida de las Obras Misionales Pontificios
Episcopales, en este caso de la República Mexicana.
Nos han
abierto las puertas de su país y nos han dejado entrar en su corazón, en el
interior de cada miembro de la UEM que con gran cariño y cordialidad han dejado
traslucir su genuina vocación, al acercarse con sus preguntas e inquietudes sobre
la acción específica que llevamos adelante en la Argentina.
No sólo
nos han llenado de regalos materiales, como gesto de gratitud y orgullo
nacional entregándonos de este modo una parte de su ser, sino que además con su
entusiasmo y alegría han dejado traslucir la intención de contagiar sus
vivencias, compartiendo además, su música y sus danzas, tan preciadas por
nosotros.
Todo esto
ha sido posible gracias a la visión global e integradora que brota de la acción
que viene ejerciendo la Dirección de las Obras Misionales Pontificias de la
Argentina, ya que no caben dudas sobre la capacidad de gestión y la iniciativa que
caracteriza al Padre Osvaldo Leone. Y gracias a su relación fraterna con los
Directores Nacionales de todo el mundo, ha dado lugar a que todas estas
vivencias se hayan hecho realidad. Su par en México, el Padre Guillermo Morales
Martinez, para todos el padre “Memo”, ha puesto de manifiesto una vez más su
don de servicio y entrega desinteresada, su amor por las misiones y los laicos
comprometidos. Al recibirnos como invitados a estas Jornadas Nacionales ha
propiciado un gesto que no se puede ignorar, otorgándole con su calidez de
pastor un lugar de privilegio a las Obras Misionales de Argentina.
Dios
bendiga a este Servicio tan rico que ofrece la Iglesia, a fin de que continúe creciendo
como hasta ahora en nuestra querida patria, como lo viene demostrando en estos
tiempos; y que María guarde e ilumine a nuestros pastores, presbíteros y
religiosos para que sigan animando y alentando constantemente nuestro caminar
para cumplir con la tarea evangelizadora que nos han encomendado.
Unidos siempre
en oración por nuestros hermanos enfermos y ancianos, para que se multipliquen
esos misioneros tan particulares junto a los animadores que trabajamos de nuestra
amada Iglesia.
Dr. Fabián Romano
Coordinador Nacional de la UEAM - Argentina
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