En una
entrevista concedida a un periodista alemán, allí por el año 2010,
el Papa Benedicto dejó entrever la posibilidad de dejar su mandato
antes de tiempo, reconociendo su limitación para poder seguir
llevando adelante este ministerio.
Sin
duda alguna el hombre es limitado. Solo Dios es infinito y
omnipotente.
Es muy
loable la posición del Sumo Pontífice. Tenemos que saber leer el
mensaje que nos deja: está en juego los intereses de la Santa
Iglesia. Si no se puede seguir adelante, se dejará paso a que otro
hombre de Dios, con la fuerza del Espíritu Santo, tome el control de
esta nave, que es la Iglesia.
Cada
acontecimiento que veo ocurre en nuestra institución, me convence
cada vez más que todos tenemos una misión. La tuvo Pedro por
mandato del Señor. Pero también reconozcamos que el mismo Jesús lo
puso sobreaviso, como lo hace habitualmente con cada uno de sus
servidores: “cuando sos joven vas donde querés, luego, de más
grande, te llevarán donde quieran”. En verdad le marca al apóstol
sobre la muerte que iba a padecer; y también su limitación ante la
vejez.
Es
importante en nuestro apostolado, como el del Sumo Pontífice, la
fidelidad; fidelidad al ministerio, a los sacramentos, a la Palabra
de Dios, a la doctrina, al magisterio de la Iglesia, en definitiva,
a Dios.
Estas
cosas las cumplió el Papa. Seguramente, como él mismo lo manifestó,
pudo haber habido algún error, además de entender que “todos
somos pecadores”. Pero Benedicto XVI recibió la gracia, el don del
sacerdocio, y la plenitud del mismo por medio del episcopado.
Recemos
por sus intenciones, como buenos discípulos y misioneros.
Reconozcamos sus aciertos y agradezcamos su entrega a la Santa Madre,
la Iglesia.
Recemos
por su sucesor. Solo Dios sabe a quién tiene guardado para este
mandato. Pidamos para él, también, la fidelidad que tanto
pregonamos para los consagrados. Seguramente el Señor lo guiará,
como nos sigue guiando a cada uno en el proceso de evangelización.
Que no acabe la misión con los cambios de nombre. El poder lo ejerce
Él. La misión es de Él. Somos simples servidores. Que lo
descubramos. Así sea.
Padre Dante De Sanzzi
Director de las Obras Misionales Pontificias
Argentina
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