María, Mujer solidaria y formadora de vocaciones

En esta fiesta de la Visitación, meditamos el pasaje bíblico (Lc 1, 39-56) cuando María sale al encuentro de su prima Isabel, ya entrada en años, asistiéndola unos tres meses, ya que en su vejez esperaba en su vientre al precursor de Jesús: Juan Bautista, cuya misión era “preparar sus caminos” (cf. Jn 1,23) y señalar al “Cordero de Dios” (cf. Jn 1,36) que quita el pecado en el mundo.

Este gesto de María tan lleno de coraje, amor y ternura, nos sirve de modelo en la tarea del sostenimiento y cuidado de las vocaciones que están en gestación, en los distintos seminarios y casa de formación del mundo entero, principalmente cuando se presentan algunos riesgos o dificultades para garantizar una adecuada formación. Comentemos un poco este relato y saquemos algunas enseñanzas para la Obra de San Pedro Apóstol (OSPA):
·         “María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña…”(v. 39): expresa la sensibilidad de María ante una necesidad, requería de su ayuda y participación activa, no titubeó en subir al monte, seguramente con esfuerzo, pues ella también andaba encinta. Supo anteponer la necesidad de los otros (=Isabel) a su propia seguridad personal. Percibió que en el plan de Dios “una hermana pedía ayuda para dar a luz un enviado del Señor”.

                        Piensa: ¿Soy capaz de salir de mi misma/o para atender a comunidades                                     o seminarios en tierras de misión que requieren mi ayuda?

·         “Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno” (v. 41): se origina una “red de bendiciones” entre María e Isabel, no consiguen controlar la alegría que se desata en tal genial acontecimiento. Todos los esfuerzos y sacrificios se diluyen en la profunda vitalidad y felicidad que genera este encuentro. Es la fecundidad que se celebra, enraizada en el interior de ambas mujeres, se edifican mutuamente, encuentran la expresión máxima de su alegría en la esperanza que llevan dentro: una en el Salvador, otra en el precursor, unidos para una misma misión.

                        Piensa: ¿Expreso mi alegría en ayudar a iglesias necesitadas,                                                      especialmente sintiéndome parte de una misma misión?

·         “María permaneció unos tres meses y luego regresó a su casa” (v.56): asumir una realidad es sentirse parte de ella, sin crear dependencias obsesivas. Implica situarse en un ámbito, saber estar, comulgar con esas personas, compartir, respetar sus procesos y tiempos, evitando cualquier tipo de dominación o propiedad. Es la figura de quien colabora sin imponer sus caprichos. María se dio gratuitamente, ocupó su lugar en aquel hogar, siendo servidora, sin escrúpulos ni especulaciones. Confió totalmente que la “obra en gestación pertenece a Dios”, solamente animó y desempeñó su papel de “colaboradora en la formación” que gratificó a Isabel. Luego volvió a sus quehaceres cotidianos, llena de felicidad por “acompañar los planes de Dios”.

                        Piensa: ¿Vivo gratuitamente mi entrega y colaboración confiada en la                            misión de la OSPA, en el destino de los aportes a lugares de formación                                   que presentan mayor necesidad?

Meditemos este pasaje para imitar a nuestra Madre María, Reina y Servidora de las vocaciones, siguiendo su ejemplo de amor, solidaridad, prudencia y generosidad para con todas las vocaciones nativas que crecen en un estado de necesidad material y espiritual. Colabore con la O.S.P.A.

P. Daniel Lascano
Secretario Nacional de la O.S.P.A.
OMP Argentina



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