En este fin de semana vamos a meditar
en la misa los textos que preceden a la Ascensión del Señor.
Jesús ya resucitó. Va a ir al
encuentro del Padre. Va a subir al cielo. Pero antes ya habla que debe irse
para quedarse. Parece contradictorio, porque a pesar de la alegría de verlo
glorificado, todavía queda en los discípulos esas dudas y el poco
entendimiento.
En las lecturas ya descubrimos que
los mismos discípulos tendrán que pedir al Espíritu Santo que los guie y
acompañe en las decisiones de la Iglesia naciente; Y en el Evangelio de Juan el
mismo Jesús enseña que tanto el Padre (que lo envía) como Él (Enviado) son lo
mismo y a quienes deben escuchar y obedecer.
Es esta la semana previa a algunas
solemnidades que se acercan. Ascensión, Pentecostés, Trinidad. En estos
misterios se basa nuestra fe.
Si Jesús no vuelve al Padre, no hay
Espíritu Santo, que nos guía y fortalece. Y sin este Espíritu nuestra fe no se
basaría en la Trinidad, el Señor Uno y Trino en quien ponemos nuestra vida y
confianza.
Por todo esto comenzemos a vivir
estos acontecimientos con la alegría que nos da saber que Él se fue para estar
siempre con nosotros. Así sea.
P. Dante De Sanzzi
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