Sexto Domingo de Pascua


 

En este fin de semana vamos a meditar en la misa los textos que preceden a la Ascensión del Señor.

Jesús ya resucitó. Va a ir al encuentro del Padre. Va a subir al cielo. Pero antes ya habla que debe irse para quedarse. Parece contradictorio, porque a pesar de la alegría de verlo glorificado, todavía queda en los discípulos esas dudas y el poco entendimiento.

En las lecturas ya descubrimos que los mismos discípulos tendrán que pedir al Espíritu Santo que los guie y acompañe en las decisiones de la Iglesia naciente; Y en el Evangelio de Juan el mismo Jesús enseña que tanto el Padre (que lo envía) como Él (Enviado) son lo mismo y a quienes deben escuchar y obedecer.

Es esta la semana previa a algunas solemnidades que se acercan. Ascensión, Pentecostés, Trinidad. En estos misterios se basa nuestra fe.

Si Jesús no vuelve al Padre, no hay Espíritu Santo, que nos guía y fortalece. Y sin este Espíritu nuestra fe no se basaría en la Trinidad, el Señor Uno y Trino en quien ponemos nuestra vida y confianza.

Por todo esto comenzemos a vivir estos acontecimientos con la alegría que nos da saber que Él se fue para estar siempre con nosotros. Así sea.

P. Dante De Sanzzi

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