Como todos los meses del año, el Santo Padre nos
propone una oración por las misiones.
En este mes que comenzamos, el Papa Francisco nos
pide orar “para que como fruto de la Misión Continental, las Iglesias en
América Latina envíen misioneros a otras Iglesias”.
Este pedido, que a la vez podemos llamarlo mensaje,
es del Papa a las comunidades y diócesis de nuestro continente americano, que de
por sí es bastante generoso en lo concerniente a la misión y al envío de
misioneros a otra parte del mundo.
Como misión continental interpretamos que toda
América esté en estado permanente de misión, y que también dé misioneros con
generosidad.
Sabemos que no sobran los pastores del pueblo de
Dios en nuestras zonas, y esto es bien conocido en nuestro país. Vivimos una
crisis de falta de vocaciones a la vida consagrada en general, llámese
sacerdocio o vida religiosa. Pero también tenemos que tener la capacidad de ver
un poco más allá de nuestras necesidades, entendiendo y descubriendo que otros
lugares están más necesitados. Y aquí se pone en juego la misión y el envío de
misioneros a otras iglesias.
Nos cuesta mucho descubrir o entender que la Iglesia
del Señor es solo una. Que si bien un sacerdote se ordena en función de cubrir
una tarea en una diócesis en particular, debe estar abierto y disponible a
servir donde el Señor pida o necesite.
Esta apertura es clave en los obispos. Dios no se
deja ganar en generosidad. Lo vemos a diario. Y siempre compensa.
Por todo esto, es interesante comenzar a entender el
mensaje de la Conferencia de Aparecida, en Brasil, cuando buena parte del
Episcopado Latinoamericano descubre la misión en todos los ambientes.
Pidamos a Jesús, el gran misionero, toque los
corazones de otros misioneros y de quienes les compete enviarlos. América
Latina está capacitada para ayudar y
enviar mensajeros de la Buena Noticia. Otros hermanos la están
esperando. Así sea.
Padre Dante De
Sanzzi
Dir. de OMP Argentina
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