Fortalecer el anuncio en medio del caos

El pasado 29 de octubre, fue profanada la cripta de la Catedral de Mar del Plata. Al robo del manto de una imagen de María, se sucedieron otros hechos desagradables como robo de reliquias de varios santos y se encontró, también, restos de materia fecal y otras cosas que provocan dolor y desconcierto.
No es cuestión de condenar o maldecir. Esto no es de cristiano a decir de San Pablo que nos enseña que el cristiano “heredó una bendición”; así que, aunque nos maldigan, bendecimos.

En la misión nos encontramos con estas cosas. Agresiones, burlas, peligros, actos de violencia. No siempre, pero son riesgos que se corren en algunas zonas que debemos visitar y donde mucha gente no cree en Dios o cuestiona nuestra religión.
Ante este panorama tenemos que fortalecer nuestra oración y tener una mirada de misericordia. Personalmente me lleva a preguntarme: ¿ que nos pasa? ¿ para donde vamos?, incluso los que seguimos al Señor: ¿ tenemos claro cuál es el camino y que debemos hacer? ¿ estamos preparados doctrinal y espiritualmente para la misión?

Por todas estas cosas que vemos a diario sigo cuestionando, en más de una oportunidad, nuestro “esquema” de tarea pastoral. Todo esto que pasa, al margen de entender que estamos ante personas enfermas, nos debe hacer reflexionar que quizás nuestros modos de manejar situaciones, los modales, la falta de paciencia, e incluso errores u horrores del pasado, son las consecuencias de esta locura que invade la sociedad.
El flagelo de la droga, las familias disueltas, la falta de trabajo, el “tanto tiempo libre” de los jóvenes, e incluso las barbaridades que a diario vemos y escuchamos en los medios de comunicación, son algunas de las causas de todo este desastre que encontramos en un lugar de culto y que afecta mucho la sensibilidad de nuestra gente.

Como las autoridades públicas poco se mueven, comencemos por rezar por estas personas que de algún modo persiguen nuestra fe. Como en la primera comunidad cristiana seguimos sufriendo los avatares de la agresión y el descreimiento. Por eso está la misión, el envío, el mensaje de la Buena Noticia. ¿ Todos estamos preparados? Analizarnos, cuestionarnos y sin miedo comenzar a mostrar el rostro misericordioso del Padre.

Ofrezcamos una Eucaristía por la conversión de aquellos que nos hacen sentir mal y apenan el Corazón de Jesús. El Señor hace milagros. Comenzemos en la misión a pedirlos. Así sea.

                                                              

 P. Dante De Sanzzi

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