En las misiones
se nos pide mostrar lo que predicamos. En realidad es poco lo que se debe
hablar y más lo que debemos mostrar. Es ser como Jesús, no en el sentido de
“endiosarse”, ya que sería un grave pecado, sino en transmitir los gestos,
palabras y pensamientos del Señor.
Nuestros
gestos, nuestras acciones, deben ser coherentes con el mensaje que damos. La
misión es encuentro, diálogo, amistad. Lamentablemente encontramos no pocos
grupos misioneros que hacen proselitismo. “Nosotros trajimos esto”, “nosotros
somos tal cosa”, “nosotros hacemos lo siguiente”, “nosotros venimos de tal
lado”; con estas actitudes no nos damos cuenta que alejamos al hermano que
viene en nuestra búsqueda para recibir una Buena Noticia. No que le prediquemos
o le digamos nuestras “grandes gestas misioneras”. Esto estuvo alejado del
mismo Jesús, que no vino para ser servido sino para servir.
La Iglesia
no hace misión, es misionera. Hay que hacer gestos mostrando una Iglesia
profética. Dios no se queda encerrado en sí mismo ya que al Señor no se le
escapa la gente.
La misión es de
Él. Por eso hoy es importantísimo guardar las posturas. Más que ir a hablar
mucho y presentarse a “vender un producto” ( para muchos parece que esto es la Iglesia), la misión es ir
a escuchar. Primera forma que no debemos perder. Así será valido nuestro
testimonio misionero. Es lo primero que hizo Jesús. Espíritu de escucha= gran
gesto evangelizador. Así sea.
P. Dante De Sanzzi
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