La característica de este tiempo que nos toca vivir,
el adviento, es preparación a la navidad del Señor.
Pero resaltamos que es un tiempo misionero. Si
decimos que adviento quiere decir “lo que está por venir”, decimos que estamos
preparando el camino de Dios. El misionero debe ser precursor, debe preparar el
camino de Jesús para su vida y la de los demás.
Dejar entrar a Cristo en nuestra historia y luego
ayudar a que entre en la realidad de los hermanos. Si celebro lo que está por
llegar, tengo que abrir mi corazón para que entre en mí y darlo. Nadie da lo
que no tiene. Debemos tenerlo, poseerlo, para darlo.
En esta etapa vamos a escuchar hablar bastante de
algunas personalidades que vivieron “su” adviento y se transformaron en
precursores del Señor, o sea, que prepararon el camino para que llegue limpio,
claro, cristalino. Hablamos de María, del profeta Isaías, de Juan Bautista.
“He aquí la esclava del Señor”, aquí María se ofrece
toda para la misión; el Hijo de Dios está por llegar.
“Aquí estoy Señor,
envíame”, Isaías se ofrece a mediar ante el pueblo incrédulo; su misión es
avisar, preparar.
“Preparen el camino
del Señor”, Juan el Bautista es llamado el Precursor, el que antecede, el
último profeta del Antiguo Testamento; presenta en su misión al “Cordero de
Dios que quita el pecado del mundo”.
El adviento de ellos
transforme nuestras vidas, nuestro adviento. Al margen del arbolito navideño,
los regalos, la comida y bebida, nuestra mayor preocupación debe ser hacer bien
nuestra misión, la que Dios nos encomendó. Dar luz, mostrar, preparar a otros a
descubrir el Amor. Con alegría, vivamos un adviento misionero. Así sea.
P.
Dante De Sanzzi
bella página, excelente contenido, gracias por las reflexiones... "el vendedor silencioso"
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