En este mes
que comenzamos a transitar, el Sumo Pontífice nos invita a ofrecer la oración
“para que los jóvenes reciban la invitación del Señor a consagrar sus vidas al
anuncio del Evangelio”.
El Papa
Francisco encuentra como necesidad y urgencia consagrar la vida para la misión.
Anunciar la Buena
Noticia es tarea propia del que se consagra a Dios, tanto en
la vida religiosa como en la vida laical.
Y que mejor
que esperar la fuerza de la juventud para que el mensaje llegue a todos los
rincones de la tierra.
Decimos que
la misión es tarea de todos. Hoy la
Iglesia no puede prescindir de este servicio. La gente
alejada, sin conocimiento, con una fe “flaca”, necesita del amor de Dios. ¿
Pero cómo llegar a los demás si no hay quien les predique? Por eso, el Señor
llama y sigue llamando para esta labor evangelizadora.
En su
tiempo, Dios le habló a Jeremías, un joven transformado en profeta. Isaías,
también joven, se ofreció a Dios para ser enviado. En el Nuevo Testamento Jesús
le ofreció ser misionero al joven rico; pero aquí la propuesta no tuvo eco. Por
eso, la necesidad de orar para que “el dueño del campo envíe más obreros para
la cosecha”.
La mies, el
campo, es grande. La Iglesia
es inmensa. Los lugares a evangelizar son todos. Apuntamos a la fuerza de la
juventud. Recemos para encontrar corazones generosos que digan que sí al
llamado y tansmitan, como Pablo, lo que ellos mismos recibieron ( 1 Cor 3 ).
Que en este
mes significativo por el comienzo de la cuaresma encuentre evangelizadores
capaces de transmitir la
Buena Noticia de un Dios presente en medio de su pueblo. Así
sea.
P. Dante De Sanzzi
@ompargentina
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