En el fin
de semana del Jesús Misericordioso, un hecho histórico colmó la capital del
cristianismo.
En nombre
de Dios, el Papa Francisco canonizó ( santificó) a los papas Juan Pablo II y Juan XXIII. Dos hombres distintos, de
distintos momentos, pero similares en pensamiento y reflexión.
La
renovación de la Iglesia
en su liturgia, la convocatoria exitosa del Concilio Vaticano II, la misión
evangelizadora de las comunidades, la presencia activa del clero y los fieles
en las situaciones de crisis, aplicar el método de la paz en medio de las
guerras, son algunos de los puntos en común de estos santos Pontífices.
No podemos
dejar de subrayar, ahora, la presencia del Papa emérito Benedicto XVI. Sin duda
acrecienta su grandeza el estar palmo a palmo con el Papa actual en un
acontecimiento grande y esperado.
La unión de
la Iglesia de
Cristo, la santidad de vida, el espíritu de oración ante las adversidades ya
que sus vidas fueron pura espiritualidad, el crecimiento de la fe, el
acercamiento a las masas, la condena al capitalismo salvaje y la inequidad, la
apertura a los jóvenes, son ciertos puntos de concordancia de los dos Papas que
llegan al altar del cielo.
“Por sus
obras los conocerán” dijo el Señor ( cfr. Jn 15) . Sin duda aquí hay un
ejemplo. Son ejemplo de santidad y justicia. Sigamos las huellas de estos
hombres que marcaron un camino y una época. Que el resplandor de su santidad
ilumine nuestro caminar.
P. Dante De Sanzzi
OMP Argentina @ompargentina
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