Animar, consolar, formar, incentivar.

Del 5 al 10 de mayo se llevó a cabo la Asamblea Anual de los Directores Nacionales de las Obras Misionales Pontificias, que se reúnen en el Colegio Salesiano en la Ciudad de Roma.
Todos los años se van haciendo los balances administrativos y pastorales de las Obras en el año anterior. Nos fuimos dando cuenta que hay ciertas estructuras que tenemos que ir cambiando.

En realidad, debemos entender, así lo hablamos en dicha asamblea, cual es la función real del Director Nacional. Lamentablemente, parecería que este rol queda condicionado a sentar a alguien en un escritorio a juntar colectas. Es el pensamiento de más de un sacerdote, laico y hasta de algún obispo. Lejos de eso. Necesitamos llegar con el pastoreo a la mayor cantidad de almas posibles.

El Director Nacional es un estrecho colaborador del Papa, el primer gran misionero de la Iglesia, y el animador en las diócesis de su país.
Corroboramos que la tarea no es sencilla; es ardua, pero no por eso debemos perder esa “alegría de evangelizar” que nos manifiesta Francisco en su Exhortación Apostólica.
También vemos la necesidad de recuperar la figura del Director Diocesano. Es ayudar a su obispo a evangelizar todos los ambientes diocesanos.

Vimos la necesidad de trabajar en conjunto con las Conferencias Episcopales. Las Obras Misionales no son ajenas a las otras actividades de la Iglesia. Se las ve “independientes”, y debemos borrar esa imagen. Son pontificias. Responden a la estructura de la Iglesia, que es misionera, sino “ no es la Iglesia del Señor”, como tuve oportunidad de remarcar.

Veremos el camino a seguir en todo este año. Animar, consolar, formar, incentivar, mostrar el rostro misericordioso del Padre y tantas otras tareas son las que nos esperan a lo largo y ancho del universo. Queremos estar en estado permanente de misión. Necesitamos la ayuda de todos. Ojalá se sepa escuchar y respetar tanto la voluntad del donante como la voluntad del evangelizador de llevar la Buena Noticia, aquí y más allá de las fronteras.  





 P. Dante De Sanzzi

Comentarios