“Es necesario promover una corriente de solidaridad con la actividad misionera de la Iglesia”

OMPRESS-ROMA (6-5-14) El cardenal Fernando Filoni inauguraba ayer la Asamblea General de las Obras Misionales Pontificias en Roma con la participación de la mayoría de los 130 directores nacionales de Obras Misionales de toda la Iglesia. Su intervención comenzó con la mención del mandamiento de Jesús a su Iglesia de salir a anunciar el Evangelio después de resucitar. El resto de los mandamientos los dio a los apóstoles antes de su muerte. En relación a este mandamiento, recordó como el Papa Francisco hace una interpretación original de la parábola de la oveja perdida, indicando que son las 99 las que deben salir y dejar de estar refugiadas en su casa.

Con esta imagen animó a los directores nacionales a tomar parte activa en la Asamblea porque son parte integrante de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Hizo también, a lo largo de su intervención, algunas reflexiones sobre la actividad de las Obras Misionales en el seno de la Iglesia y agradeció a los directores nacionales el trabajo en la animación y formación misionera, que son absolutamente imprescindibles y prioritarias para llevar a cabo la misión ad gentes. “La evangelización tiene la virtud de ser poliédrica al tener en cuenta y reflejar todas las circunstancias que concurren en cada persona y en cada pueblo o nación”, señaló el cardenal.

Se refirió también a la Encíclica Lumen Fidei como fundamento teológico para entender la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. En ella se hace referencia a la fe, que es el núcleo esencial de la evangelización. Ella ilumina creativamente todos los momentos de la historia y del hombre. Por otra parte, recordó lo que en la Evangelii Gaudium el Papa Francisco señala como el sueño de una nueva etapa misionera que lo cambiará todo. Este sueño tiene dos pilares: el anuncio del Evangelio y el gozo del anuncio. Para que este sueño sea real se necesita una Iglesia transformada y renovada.

El cardenal Filoni habló también de las Obras Misionales Pontificias como muestra del crecimiento de la Iglesia, porque ayudan no solo al nacimiento de las nuevas Iglesias sino también a su consolidación. “Tal vez en este momento sea preciso atender con prioridad a esta consolidación, haciendo que las Iglesias nacientes salgan de sí mismas para asumir la tarea de la evangelización. La misión ad gentes no es tarea de unos pocos, sino de todos. Esta realidad es una oportunidad para hacer una nueva reflexión sobre la naturaleza de las Obras Misionales que han de promover la salida misionera de las Iglesias nacientes, aunque existe el peligro de que sacerdotes de estas Iglesias jóvenes salgan para instalarse en otras Iglesias ya consolidadas. Un sacerdote que no ama a su Iglesia local, no puede amar a la Iglesia universal”, señaló.

También hizo referencia a la solicitud por las Iglesias que Jesús confía a Pedro, una solicitud que se refleja en las Obras Misionales. “Históricamente nacieron unas experiencias misioneras que la Iglesia reconoció como propias. Estas son las Obras Misionales Pontificias, para evitar los particularismos. Esto no es una centralización sino un reconocimiento de que quien mejor conoce la situación del rebaño es el Pastor y con él los pastores de las Iglesias locales. Por esta razón las OMP pertenecen también a los obispos que están en la entraña de la Iglesia local. Sería un error entenderlas como un simple recurso recaudatorio. De ahí la necesidad de la cooperación desde las Iglesias locales”.

Por último, Mons. Filoni habló sobre el descenso que se está produciendo en la cooperación económica con las necesidades de la Iglesia misionera. “Este hecho no es solo por la crisis económica, sino por el decaimiento en las motivaciones misioneras de los fieles. Porque a la vez que denunciamos este descenso se constata el nacimiento de numerosas ONGs. Es necesario promover una corriente de solidaridad con la actividad misionera de la Iglesia”.
Con estas ideas para la reflexión el cardenal Filoni agradeció a todos los directores nacionales su trabajo en sus respectivos países y les animó a seguir colaborando con la Iglesia universal a través de este servicio de las Obras Misionales Pontificias.


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