Durante
los días 23, 24 y 25 de Mayo en la ciudad de Rosario se realizo el 1er
Seminario Interprovincial de Misionología Rossellana.
Participamos
más de 35 misioneros, entre laicos jóvenes y adultos y consagradas
pertenecientes al Instituto “Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia”
fundada por Santa María Josefa Rossello.
Llegamos
desde distintos puntos del país tales como Corrientes, Chaco, Córdoba, Mendoza,
Buenos Aires y Chile, el encuentro tenía olor a desafío desde el comienzo
ya que pertenecemos a tres provincias
religiosas distintas, con distintas autoridades, distintos caminos, distintos
procesos; pero la ganas y la certeza de entregar la vida a la misión fue lo más
rico que compartimos.
El Seminario estuvo centrado en tres exposiciones: “Cristología para la
misión”, acompañados por el Padre Mariano Oberlín, Director diocesano de
Misiones en la Arquidiócesis de Córdoba;
“Espiritualidad misionera rossellana” Prof. Liliana Tolosa, egresada del
Centro de Misionología para el Cono Sur “San Juan Pablo II”, misionera laica de
la Misericordia y “Ser una Iglesia en salida misionera” con el valioso
testimonio y aporte del Padre Dante De Sanzzi, Director nacional de Obras
Misionales Pontificias de Argentina.
En
dos talleres se profundizó sobre: “Actitudes del misionero de la Misericordia”
con la coordinación de la Hna. Andrea Bassett, religiosa de las Hijas de
Nuestra Señora de la Misericordia, misionera en Taco Pozo (Chaco) y “Comunicación e intercambio misionero”
llevado adelante creativamente por el Equipo participantes de misioneros de la
Pcia. Religiosa de Bs. As. También enriquecieron mucho estos días los
testimonios misioneros y la oración compartida.
Nos
quedo muy claro la necesidad de ser misioneros con el corazón abierto, de mente
bien despierta y “el corazón a Dios y las manos al trabajo” como decía la Santa
Madre. Además profundizamos la adhesión a Cristo como enviado del Padre; dentro
de las características que se resaltaron del misionero rossellano podemos
resaltar el compromiso de abrazar a todos como dijo la fundadora “quisiera
tener los brazos tan largos para abrazar al mundo entero y hacer a todos el bien”, es decir una misión
sin fronteras.
El
Instituto tiene una rica historia misionera, desde la partida de misioneras que
Madre Rossello envío desde Italia a la “lejana” Argentina allá por el año 1875,
muchas de las religiosas realizaron y realizan experiencias misioneras en
lugares donde ser misionero es todo un desafío como por ejemplo en Río Pico
Chubut, al pie de la cordillera de los Andes, en Taco Pozo en el medio del
Impenetrable chaqueño o en la comunidad laica-religiosa que actualmente presta
un servicio permanente a la Iglesia de Costa Rica.
Y
queremos seguir formándonos en la misión porque sabemos que ser misionero no se
improvisa y profundizar el espíritu comunitario de la misión, sentirnos
enviados y continuar realizando una animación misionera en todos nuestros
colegios, hospitales y centros.
Queremos
ir a los lugares donde la misión es todo un desafío; acordamos que tenemos que
tener una Iglesia en “salida” misionera, no porque hay que escaparse de los
lugares que nos desafían, sino salir de los lugares de confort, los lugares
donde estamos cómodos y nos sentimos reconocidos y migrar a espacios donde nos
desafía la fe, nuestras acciones y nuestro ser misionero.
El
Espíritu Santo nos acompañó en los talleres donde compartimos las ganas y el
entusiasmo de apostar para profundizar el llamado misionero del Instituto, sin
esperar, analizando los nuevos espacios de misión, lo cuales creemos que la
Santa Madre abarcaría en el día de hoy como lo hizo en su tiempo.
Compartimos
sueños de seguir formándonos en conjunto y el desafío de una misión
interprovincial porque sabemos que la misión no tiene fronteras, compartiendo
testimonios y experiencia siempre salimos más “llenos” del Espíritu del Dios de
la Vida.
Queremos
agradecer a la Comunidad de Rosario por acogernos, al P. Mariano Oberlin, a la
Hna Andrea Bassett, el P. Dante De Sanzzi y Liliana Toloza por su aporte en los
espacios de reflexión y a toda la comunidad de la Misericordia que nos acompaño
a los misioneros reunidos.
Darío Rizzuto, misionero de misericordia
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