4 de agosto. Día del Sacerdote.

Desde hace unos años, el Papa Benedicto XVI implementó este día como el día del sacerdote en general. Antes lo era del párroco en particular. Pero celebramos a todos los que recibieron el Orden Sagrado para toda su vida.
Coincidiendo con la memoria litúrgica de San Juan María Vianney, el llamado comúnmente “el cura de Ars”, ya que es la aldea francesa de su pequeña parroquia que rigió durante más de cuarenta años.
Este santo Patrono se caracterizó por su humildad y paciencia en las dificultades de todos los días. Llegado a su diócesis se encontraba con apenas unas pocas mujeres y algún hombre que lo acompañaban en el camino cristiano y en la Eucaristía. La gran mayoría del pueblo se lo encontraba en las cantinas, bares y viviendo la noche. Nada importaba la espiritualidad.

¿Cómo se tuerce estas rebeldes voluntades?. El padre Juan María utilizó un método que hoy sería conveniente retomar: oración y penitencia por aquellas almas desviadas del camino, para atraerlas a Dios.
Un enviado de su obispo para “espiarlo”, manifestaba tres “grandes males”: predicación algo extensa, duros términos, y siempre los mismos temas: pecado, errores, juicio final, cielo e infierno. Y le preguntaron los resultados: “excelente; cada vez más gente se convierte y se acerca a la comunión”. El obispo replicó: “ las primeras tres cosas son perdonadas al padre”.

Su paso formativo y crecimiento espiritual se da en plena Revolución Francesa. Sabemos por la historia las dificultades de los pueblos para crecer en la fe y tener permiso para manifestarla. Al Padre Vianney nada lo asustaba, nada torcía su voluntad, hacía su misión con esperanza y alegría. Lo que era al principio muy poca gente, se transformó en pocos años en una inmensa comunidad de más de 85.000 almas convertidas.

Recemos por el aumento y perseverancia de las vocaciones sacerdotales y religiosas, tan necesarias en este tiempo. Pero principalmente, por la santidad de los consagrados, de los párrocos, de los pastores. Comenzar por la calidad, antes de preocuparnos por la cantidad. Agradar a Dios sirviendo a su Pueblo, a imágen del Cura de Ars, que como Jesús, llevó la imágen del Buen Pastor.

 P. Dante De Sanzzi
                                                                                                           @ompargentina


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