Estamos en
pleno mes de celebración de la Iglesia misionera y tenemos la posibilidad de
ayudar con la colecta que es mundial, material y espiritual.
Digo el
sumar fuerzas como unidad. Luchar con todo nuestro espíritu para obtener una
relación fraternal con los hermanos y la naturaleza. Procuremos cumplir nuestra
tarea evangelizadora a partir de nuestra fe y compartiendo los dones recibidos,
que no son para nosotros solos, sino también para los demás.
En un mundo
donde sobresale la economía, los intereses personales y no los de Cristo Jesús.
Donde todavía hay algo así como 4 billones ( sí, se lee bien), billones de
personas que no recibieron el bautismo, debemos derribar ese muro de
indiferencia.
Necesitamos
colaborar con los hermanos y amigos que están continuamente en misión. Y
también con aquellos que están abiertos a recibir la Palabra que da vida.
Palabra que escucharán mejor si el estilo de vida es mejor. Por eso es
necesaria la ayuda de todos como discípulos misioneros.
Transformar
la realidad cotidiana en una existencia mejor, experimentar la gracia, vivir de
una manera convincente con nuestra fe , que sientan todos los que nos rodean a
diario que nuestra presencia es amigable y Dios mantiene nuestra vida; todo esto
se consigue con solidaridad.
Aprovechemos
la ocasión para ayudar al Señor a edificar una Iglesia más solidaria y
misionera. Es el momento oportuno. No dejar todo para más adelante. Sería tarde
y es una postura cómoda y poco cristiana. Discípulos misioneros y misioneros
más allá de nuestras fronteras, para todos.
Buena
jornada de caridad misionera.
P. Dante De Sanzzi
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