Lo que realmente vale.

En la sociedad actual se valora el cuerpo, la fama, la riqueza, el menor esfuerzo, el poder; es lamentable. A la luz de la vida de Jesús, los misioneros predicamos que se apueste por los valores auténticos, ya que así serán felices.

A lo largo de la historia descubrimos que algunos santos sufrieron por tener que renunciar a sus bienes, les costaba cierto esfuerzo. Un ejemplo es el de San Francisco de Asís, renunciando a los bienes y la riqueza de su padre. Al final se despojó de todo, hasta de su vestimenta, y comenzó un nuevo camino marcado por el Señor, el camino de la Iglesia, el camino de la evangelización.

Hay que dar los valores de Jesús, predicando con la palabra pero más con el ejemplo. Las palabras llegan, pero los ejemplos son los que arrastran.
Si queremos dedicar la vida a un ideal que vale la pena, hay que unirse a la vida del Maestro, a la vida misionera.

Mis años más felices, mis momentos más supremos, fueron cuando caminaba de pueblo en pueblo, de aldea en aldea, charlando, compartiendo, comiendo con la gente que Dios ponía en el camino. Esto es lo que vale en la vida: el darse. Caso contrario, la felicidad será algo utópico y alejado. Apostemos por lo que vale la pena.


     P. Dante De Sanzzi

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