Comienza
otro tiempo litúrgico, el tiempo de adviento, que significa “el que viene”,
mirando a Cristo. Celebramos su venida histórica, como hombre, y que viene a
dar esperanza al pueblo de Israel. Hoy esperamos su venida gloriosa, al final
de los tiempos; esta es nuestra esperanza actual.
El corto
tiempo de adviento es preparatorio al tiempo de navidad. Celebrar al Hijo de
Dios que viene en la carne, humanamente, como cualquiera de nosotros, pero con
un poder inimaginable. Es el que viene a salvar y sanar, a alentar, a
fortalecer, a dar sentido a nuestra vida. Por todo esto la Iglesia espera y nos anima
a no decaer.
En este
tiempo vamos a meditar el evangelio de Marcos. El evangelista nos va a mostrar
que seguir el camino de Jesús no es fácil; es el camino de la cruz de cada día,
pero camino esperanzador. Nos invita a ser discípulos misioneros y de acompañar
al Maestro a animar a otros. Mostrar que “el que va a venir” no es cualquiera,
es el Señor que viene a aliviar y fortalecer nuestra vida.
Vivir un
adviento en misión. El misionero es el que reparte a manos llenas buenas
noticias, el que se levanta de las caídas y ve la mano de Dios en el
acontecimiento diario; y es el que ayuda a seguir adelante en el camino de la
vida. Animemos y sigamos: es nuestro mejor homenaje al Padre del cielo que “ya
llega”. Así sea.
P. Dante De Sanzzi
@ompargentina
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