En el
tiempo de verano que se está acercando y utilizando el período de vacaciones,
hay varios grupos misioneros que se preparan para visitar otras comunidades y
llevar el mensaje de Jesús. También se van preparando y se ofrecen, otras
personas que quizás no tengan experiencia en esta tarea evangelizadora, pero
quieren aportar su granito de arena a la Iglesia en salida.
Recordar
que para esta labor de evangelización, es necesario contar con algunas
actitudes, no como obligación impuesta, pero sí siempre necesarias para dejar
una imagen de buen evangelizador.
El
recibir-acoger a todos es primordial. Saber escuchar preocupándose por lo que
le pasa al hermano, valorarlo, alegrarse ante sus logros o acompañarlo en sus
frustraciones. Hacer todo con generosidad de espíritu, dejando que expresen sus
dudas, problemas, angustias; no se necesita saber responder todos los
interrogantes, sino que la clave es acompañar.
Visitar los
enfermos, acompañar al pueblo a que se acerque a Dios y a los sacramentos,
llevar esperanza siendo portadores de alegría y paz, consolando y animando.
La tarea
misionera no se realiza a base de imposiciones, no se obliga nada a nadie.
Obligar no atrae, no convence, no edifica, no convierte ni transforma.
Mantener la
serenidad y estar preparado a todo tipo de reacción y recibimiento: bueno o
malo, frio o fervoroso. Esto es así y no nos debe hacer perder el rumbo.
Ser
humildes y sencillo, mansos y misericordiosos; servidores de Dios recordando
que el gran protagonista de la misión es el Espíritu Santo.
Con estas
actitudes se atrae a muchos. No hace falta un gran trabajo para convencer de la
verdad de fe a los otros. Es cuestión de ponernos en órbita. No nos asustemos.
Nadie es perfecto. Pidamos a Dios nos acompañe con una coherencia de vida,
achicando esa brecha, a veces muy grande, entre lo que se dice y lo que se debe
hacer.
P. Dante De Sanzzi
@ompargentina
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