La alegría del Evangelio que anima la vida del animador misionero
La experiencia de encuentro
diario con Jesús es importante y fundante. Durante uno de los talleres
realizados en la ESAM I en Azul, me surgieron un par de preguntas que “me
persiguieron” hasta el final de la ESAM. Un “SI” gigante, respondía cada inquietud
y hoy estoy más seguro que gran parte de
la fuerza de la predicación de Jesús, se
debió al inmenso amor por sus amigos. Los participantes, los que hacían el
servicio en la cocina, los organizadores y los expositores vivimos en comunidad
durante una semana compartiendo la mesa, escuchando la Palabra, celebrando la
vida y la misión, compartiendo las enseñanzas de Jesús , celebrando la
Eucaristía, con mucha alegría y profundidad. Salimos llenos del espíritu, llenos de vida. No era el único, entonces confirmé que Dios fue
actuando en la vida de cada uno, cada una: “¿acaso no sentimos arder nuestros
corazones?” Por eso, con renovado compromiso misionero “no dejemos que nos
roben el espíritu misionero”. Marco Valiente, Animador de IAM.
“Hubo tantos
contratiempos antes de la ESAM que pensaba que no podía participar de la
formación. Pero Dios organiza las cosas. Resumo mi experiencia en dos frases: llegué
a la ESAM creyendo que conocía la Obra
de la IAM, pero me di cuenta que sabía poco y nada! Después de la formación,
aprendí más sobre la IAM y eso me
enamoró más de Jesús y de la misión.
Creo que la ESAM me sirvió muchísimo para aprender no solo los
fundamentos para la misión y la metodología para ser animadora, sino también
para enraizar a Cristo y profundizar la espiritualidad que me mueve, me alienta y me inspira. Valió la
pena. Agradezco a Dios que me permita formar parte de esta locura misionera,
agradezco al equipo de la ESAM y al Padre Gabriel, director diocesano de OMP,
que nos apoya siempre! De los niños y adolescentes del mundo.... Melisa
Stocchetti, de la Diócesis de Zárate- Campana.
“La ESAM me permitió continuar profundizando mi
formación misionera en las charlas y talleres que se realizaron. Se vivió un
ambiente muy fraterno y con mucho amor. Si bien no conocía a muchos animadores,
al segundo día ya me sentía entre amigos, con la confianza y cariño que eso
representa. La noche cultural logró
reafirmar la amistad y el compromiso
misionero. Cada uno me enseñó algo nuevo y sinceramente me renovaron las fuerzas
para la misión día a día. Descubrí que a pesar de las
diferencias, el amor a la misión nos une y nos fortalece. Una familia misionera
que estuvo en Angola, brindó el servicio en la cocina. Los testimonios de animadores, religiosa
misionera, laica consagrada y la familia
misionera reanimaron el fuego del amor a la misión. Regresé a Córdoba renovada
y repitiendo una frase: "Llegué a la ESAM con 2 amigos y me vuelvo con un
montón, renovada en el compromiso de ser misionera de Jesús" . Muchas gracias por tanto amor compartido!” Jessica
Novarino, miembro del Secretariado de la Arquidiócesis de Córdoba.
@ompargentina
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