25 de marzo, Anunciación del Señor.

Nueve meses antes de dar a luz al Señor y celebrar su nacimiento, la Virgen recibe el saludo del Ángel y el anuncio de su embarazo por obra del Espíritu Santo.
En esta jornada, días previos a comenzar a vivir la Semana Santa, la liturgia nos introduce a meditar como llega a nuestras vidas el Hijo de Dios.

María se angustia y pregunta: “¿Cómo es posible?” Todavía no convivía con varón alguno. Mientras tanto José queda a distancia, se inquieta.


Y el Ángel Gabriel, enviado de Dios, la saluda con un “Salve”, la tranquiliza, le explica; y María no duda en entregar su vida y luego a su hijo para cumplir el plan de Dios.

Luego del anuncio y el alejamiento del Ángel, comienza María una nueva vida. Una vida misionera, de entrega generosa. Va presurosa a visitar a su parienta Isabel, también visitada por el Señor.
El “sí” de la Virgen es nuestra salvación. Concebirá y dará a luz al Emanuel, el “Dios con nosotros”, el que da la verdadera felicidad y será el alimento para nuestras almas.

Que también sintamos cada día la presencia del ángel que nos habla, nos fortalece y nos visita en nombre del Padre. Y nos transforme en fieles anunciadores de la Buena Noticia.

P. Dante De Sanzzi

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