Nueve meses
antes de dar a luz al Señor y celebrar su nacimiento, la Virgen recibe el
saludo del Ángel y el anuncio de su embarazo por obra del Espíritu Santo.
En esta
jornada, días previos a comenzar a vivir la Semana Santa, la liturgia nos
introduce a meditar como llega a nuestras vidas el Hijo de Dios.
María se
angustia y pregunta: “¿Cómo es posible?” Todavía no convivía con varón alguno.
Mientras tanto José queda a distancia, se inquieta.
Y el Ángel
Gabriel, enviado de Dios, la saluda con un “Salve”, la tranquiliza, le explica;
y María no duda en entregar su vida y luego a su hijo para cumplir el plan de
Dios.
Luego del
anuncio y el alejamiento del Ángel, comienza María una nueva vida. Una vida
misionera, de entrega generosa. Va presurosa a visitar a su parienta Isabel,
también visitada por el Señor.
El “sí” de
la Virgen es nuestra salvación. Concebirá y dará a luz al Emanuel, el “Dios con
nosotros”, el que da la verdadera felicidad y será el alimento para nuestras
almas.
Que también
sintamos cada día la presencia del ángel que nos habla, nos fortalece y nos
visita en nombre del Padre. Y nos transforme en fieles anunciadores de la Buena
Noticia.
P. Dante De Sanzzi
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