Marcos 1, 12-15
Año a año nuestra Iglesia Católica, tiene y marca tiempos especiales,para profundizar nuestra Fe. Esos tiempos se denominan “Tiempos Litúrgicos”:
Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo Ordinario durante el resto delaño. La Cuaresma transcurre desde el miércoles de ceniza, contando cuarenta días hasta la Pascua de Resurrección.
En la Cuaresma, todos estamos llamados a generar un nuevo estado de vida, que nos lleve a valorarla aún más y trascenderla para ser realmente felices, desde nuestro andar cotidiano e insertos en este mundo, en todo nuestro entorno: Familiar, vecinal, laboral,estudiantil, etc. Reflexionemos juntos todo esto.
A lo largo de nuestra historia humana las personas siempre tuvimos la necesidad de expresarnos y comunicarnos con Dios, su amor misericordioso, su consuelo y contención desde la fuerza espiritual. Así,vemos por ejemplo, que desde la Biblia se nos relata cómo desde la Fe del Pueblo de Israel, va naciendo esto de vivir la Cuaresma: 40 días de ayuno y penitencia que hicieron los profetas Moisés y Elías, para salvar a su Pueblo, esperando al Mesías. También el número 40 recuerda el número de años que Israel transito por el desierto,por voluntad de Dios.
En la época de Jesús, El mismo es interprete y la figura central dela Cuaresma;así se retira a contemplar, rezar, meditar en el desierto, resistiendo a las tentaciones y aferrándose a Dios Padre, para luego vivir su Pasión, muerte y resurrección, para salvar nuestras vidas en la tierra y nuestras almas en la eternidad.
Siguiendo la vida y ejemplo de
Jesús, es que todos nosotros estamos llamados, a vivir en este mundo en una
felicidad trascendente, para poder sobrellevar las dificultades y tristezas, y gozar plenamente nuestros logros
y alegrías.
Muchas veces se confunde a
nuestra Iglesia, solamente con las actividades que en Ella se realizan. Más
allá de su realidad material, es la
Iglesia quien nos acerca y lleva a Jesús para alimentar
espiritualmente nuestra s vidas, para llenar, ese Ser vacío, que muchas veces
todos tenemos, de paz interior. Esta es la única y verdadera felicidad, llegar
a abrazar el amor de Dios para vivir en paz interior.
¿Cómo se logra esto? No hay
recetas mágicas.
El mal de la humanidad, desde Adán y Eva hasta el
presente, es sostener que lejos de Dios podemos realizar y manejar nuestras
vidas, siendo autosuficientes; Jesús nos dice todo lo contrario y nos previene:
“…el Reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en la Buena Noticia.”
Tenemos que perseverar y madurar nuestra Fe, y renovarla constante y
diariamente. Esta Cuaresma es un tiempo de Conversión, en la cual todos estamos
llamados a vivir en la Gracia
de Dios, que nos ama y tiene misericordia de todo lo que hacemos y sentimos. La
conversión no es fácil, es un combate espiritual interno que todos debemos
librar, desde el arrepentimiento de todo aquello que hacemos mal, reconociendo nuestras faltas y
mirándonos tal cual somos, identificando
nuestras miserias y limitaciones y
confiando en Dios para ir renovando y transformando nuestras vidas.
Mario Miranda, LMC
Parroquia San José Obrero
Merlo, Buenos Aires.
Merlo, Buenos Aires.
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