San
Francisco de Asís dice en su Testamento: “Yo trabajaba con mis manos y quiero
trabajar; y quiero firmemente que todos los otros hermanos trabajen en lo que
es decoroso. Los que no saben, que aprendan, no por codicia de recibir el
precio del trabajo, sino por el ejemplo y para rechazar la ociosidad”
(Test.20).
El trabajo
debe ser digno. Lamentablemente no todos lo tienen, y otros lo tienen sin
saberlo aprovechar.
En este día
conmemoramos a San José, el esposo de María, el artesano, la casa donde vivió y
se inició en el trabajo y en el mundo social Jesús, llamado por sus
conciudadanos “el hijo del carpintero”. Esta fiesta la estableció el Papa Pío
XII en 1955 y quiere ser una catequesis sobre el significado del trabajo humano
a la luz de la fe.
San José,
hombre sencillo de pueblo, nos da el ejemplo de una vida honesta y laboriosa,
ganándose el pan con el sudor de su frente, como lo pide Dios desde la
creación.
José
ennobleció el trabajo. Se preocupó por él mismo y por los a él confiados: María
y el niño Jesús. Sostenido y alentado por su familia, Nazaret es escuela de
trabajo, dedicación y misión.
Pidamos
para que todos descubran el valor de “hacer” y de “ser” gente de trabajo. Toda
tarea tiene que ser digna. Pidamos a Dios este don.
P. Dante De
Sanzzi
@ompargentina
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