31 de mayo: Visitación de María.



En este domingo no olvidamos la Solemnidad de la Santísima Trinidad, punto clave e importante de nuestra fe. Pero no dejamos de pensar en el texto bíblico del día de la Visitación.
Refiere que María hace el viaje “de prisa”. Lucas nos invita a ver en la Virgen a la primera evangelista, la que difunde la Buena Nueva, comenzando los viajes misioneros de su Hijo.

María viaja de Galilea a Judea; es el camino misionero de Jesús. Es el anticipo de la misión de su Hijo. Y es el modelo para aquellos que en la Iglesia se ponen de camino para llevar luz y alegría.
El encuentro con Isabel es gozoso. En cuánto ésta “escuchó el saludo, saltó la criatura en su vientre”. Es el salto de gozo. Se cumple lo prometido en el Antiguo Testamento: la presencia del Mesías.
En la Visitación, la Virgen lleva a la madre del Bautista el Cristo que derrama el Espíritu Santo. Juan será uno de los primeros misioneros de Jesús.

María es dócil a los planes divinos. Sin demora visita a su prima y el gran protagonista oculto del encuentro es el mismo Jesús, como gran misionero del Padre.


Meditando este acontecimiento se comprende porqué la caridad cristiana es una virtud. El corazón de María es visitado por el Padre; y esta caridad es perfecta ya que ella hace lo mismo y debe ser el modelo de la Iglesia misionera.

P. Dante De Sanzzi

@ompargentina

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