Este es el título de una Encíclica de las más
importantes que dirige la Iglesia a todo su Pueblo fiel.
Escrita por el Papa Pío X, el pedido es alimentar a
los hermanos en la fe, incentivar el rezo de la Liturgia de las Horas,
incorporar la música en las celebraciones litúrgicas e incentivar a los fieles
a acercarse con asiduidad a la Eucaristía, enseñando los misterios de la fe a
los más jóvenes.
Este Santo Papa, que rigió la Cátedra de Pedro desde
1903 a 1914, es el Patrono de los catequistas. Precisamente el catequista
inicia a los catecúmenos en el camino de fe y devoción. El Papa pedía
“instaurar todas las cosas en Cristo” ya que peligraba la fe de muchos
creyentes en su época por un modernismo que apelaba a separar esa fe del pueblo
de Dios para llevar adelante una vida de cierta libertad alejándola de los
principio cristianos. Promover el ateísmo, mostrando que Dios y la Iglesia
están muertos.
Nada más alejado de la realidad. Precisamente el
hombre se denigra sin la presencia y el
conocimiento del Creador. No se puede vivir alejado de las cosas
celestiales y espirituales.
Descubramos los dones del Señor y transmitamos la fe
que recibimos de nuestros mayores. Esta época también es crítica, pero que no
nos haga perder el horizonte. Nuestra mirada puesta en el Señor para “dar vida
en abundancia” (cfr. Jn 10,10).
P. Dante De Sanzzi
@ompargentina
Comentarios
Publicar un comentario