familias misioneras: testimonio



En tiempos donde ser católico es visto como algo conservador, fuera de epoca y repulsivo, donde matrimonio es mala palabra, donde el valor de la vida es nulo y las familias ya no son el lugar predilecto de refugio sino el lugar donde se generan todo tipo de problemas; en ese contexto se hace muy difícil enfrentar el día a día y trabajar en el enriquecimiento del alma.

Hace unos años en un encuentro misionero le pedía Dios que me ayude a ser misionero, que me ayude a ablandar y a despertar corazones. Son millones las charlas que tengo con Jesús pero a la hora de transmitirlas se me hace muy complicado, no me salen las palabras o lo que me nace no es lo que la otra persona necesita. Entonces la pregunta era si yo servía para ser misionero.

Con la llegada de los niños a la casa y la rutina laboral, yo sentía que el tiempo que le dedicaba a Dios era mínimo y no solo me preguntaba si era buen misionero, sino también si era buen cristiano.

Cuando Mercedes me comentó la posibilidad de ir al encuentro de familias me encantó y sentí que ese podía ser el lugar para redescubrirme. Hoy me di cuenta que nunca me olvido de Jesús, que en realidad, en cada sensación de olvido esta su presencia.

¿Por qué digo esto? Porque ayer me levante con una fuerza inmensa, con la fe intacta, con la alegría de saber que iba a compartir un encuentro único, porque a mi lado iba a tener familias que alimentarían mi alma al igual que el combustible lo hace con un auto, y todo ese saber viene de arriba y era que Jesús me estaba reservando a mí y a todos algo especial.

Gracias a ustedes reafirme algunas sensaciones que tenía en mi cabeza. Hoy puedo decir que soy un misionero, porque solo tenía la visión un poco nublada. Tengo una familia a la que todos los días les muestro el camino de la fe a través del ejemplo y a través de mi vida misma, soy un instrumento de Dios vivo; y es esa familia que formamos la que a su vez es ejemplo para otras.

Ayer Jesús me mostró mi fortaleza misionera en el momento en que mi hijo Noah bendijo la mesa. Quizás no me tocó golpear puertas y hablar de Dios por todos lados, sino que me tocó vivir la fe y desde ese vivir hacer que muchos corazones despierten de su profundo sueño. 

¡Muchas gracias a todos!
@OMPARGENTINA

Comentarios